se despertó con el silbido del viento no había amanecido un llanto lejano la luna entre las nubes iluminaba levemente los árboles del jardín irreducible deseo bajó las escaleras la calle la luz cansada de las farolas el sendero que llevaba al huerto a mitad del camino se giró para ver la casa enorme y sola recordó a su madre llamándole desde la ventana cuando él llegaba del colegio y se vio a sí mismo de niño corriendo muy deprisa sin pensar y un extraño placer invadiéndole el cuerpo empezaba a flotar en el aire y el tiempo se detenía un relámpago ancho y poderoso iluminó el cielo los truenos las nubes se juntaron tan rápidamente escalofríos. Las luces se llenaron de gotas de agua que el viento agitaba con fuerza resguardarse en un portal mientras la lluvia se hacía cada vez más densa y aterradora. Todo a su alrededor se desdibujaba en aquel momento algunos pasos delante alguien de pie bajo la lluvia avanzó hacia él y sin entrar en el portal se le acercó hasta tomarle la mano con dulzura una mujer al cuello una cruz que él nunca había visto pero que recordaba claramente la mujer desaparecía sonriendo empujada por una fuerza amable y poderosa se sentó en el portal mirando los dibujos de agua que la lluvia formaba en la pared desde lo más profundo un llanto limpio y abierto después sin esfuerzo sin tristeza oscuro



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